viernes, febrero 08, 2013

Quizá ya empiezo a saber

Empiezo mi entrada de hoy recordando algo que escribí el primer día de éste año:

"Nuestra vida es una decisión, pero la mierda pasa, los accidentes pasan, y SI cometemos errores. No todo lo que pasa es "por una buena razón", claro, todo lo que pasa es por una razón, pero no tiene que ser buena."



Hoy tuve una de las mejores clases, que podría llamar "de filosofía", pero más bien, es de anti-filosofía.

Wittgenstein me ha dicho muchas cosas muy interesantes a través de mi profesor de Arte-diseño e Intertextualidad, sin embargo no quiero hablar de todas ellas por que siempre termino enredándome sobre manera y confundiendo a mis 4 lectores (cosa que comprueba la teoría de Wittgenstein).

Pero lo que más me interesó, fué una frase que me dejó pensativa por lo similar que es a lo que escribí hace poco:

"Lo peor que te puede pasar es por tu bien..." pero eso ¡no es verdad!


Simplemente es un juego del lenguaje, no todo es por el bien, no todo tiene una razón metafísica más allá de lo que es en verdad, la silla es una silla, construída por hechos alrededor de la silla, pero no es más que eso. La lógica dice  que si no puedes describir algo, sencillamente no existe, y nuestro lenguaje está hecho con base en la lógica. Pero no por que no puedas describir algo, o falles al intentarlo, no existe. A la inversa es igual de válido, no por que algo sea coherente de una forma, en realidad es así. Simplemente el lenguaje limita lo que la realidad podría llegar a ser. Estamos encerrados en una jaula llamada lenguaje, que no nos permite ver la realidad (o las muchas realidades) más que de la manera en que alguien quiere que la veamos, o de una sola forma a la vez.

La vida es la vida, y no podemos encontrarle un significado, por que las cosas que se pueden describir son eso, cosas, y en el momento en que quieres describir a la vida (o a dios, o al universo, o a la verdad, o al amor, o a todo, o a uno, o a mí, o a tí) le estás cosificando, le estás rebajando a un nivel de cosa, de objeto mundano, comprensible y de una sola realidad. Buscándole significado a la vida solo la encerramos. Hay cosas que probablemente tenían que ocurrir, a fuerza (llamémosle destino, suerte, o un caballo), pero no precisamente es lo mejor que podía ocurrir. Y no importa.

Dice Wittgenstein, que la verdadera religión, debería ser la del silencio, pues en el silencio no hay mentiras, ni sinceridad, ni deformación de la realidad. Es allí que entra en acción el arte, cuando no se puede describir algo con éste lenguaje, y hay que crear nuevos lenguajes que nos permitan hacerlo. Aún así hay cosas que definitivamente no se pueden decir. Lo que no podemos decir, deberíamos pasarlo en silencio, eso es lo trascendental.



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